Si eres de las personas que al llegar diciembre está pensando en objetivos, metas y desafíos que se vienen para el 2024, felicidades estás entre el 1% de la población que se plantea y construye su vida en función a sus sueños.

Sin embargo, muchas veces cometemos el error de lanzarnos a planificar sin hacer una pausa para reflexionar, medir y evaluar los resultados alcanzados y cómo estos están siendo representativos de nuestro objetivo superior de vida.

En ese contexto, se que es tentador ponerse a desarrollar listas de objetivos, metas y deseos, pero también puedes estar desarrollando una agenda interminable de actividades a ejecutar que no tienen un fin estratégico u objetivo supremo.

Aunque parezca obvio, muchas veces la mayoría de los objetivos planteados solo son una serie de tareas a desarrollar y carecen de profundidad o el famoso “para que”, es decir no son estratégico y por ende lo que pueden lograr generar es agotamiento y frustración.

Para que no te ocurra eso, te invito primero a priorizar de modo tal de enfocarte. De acuerdo a Sofía Geyer de Human Lab, institución dedicada a investigar la intersección entre neurociencias y psicología de la creatividad, debemos “Pensar en un norte, en algo que nos guía, nos pone en marcha, pero no pueden ser muchos nortes al mismo tiempo, sino caemos en ‘goal cluttering’, que es un exceso de objetivos”.

En ese contexto, define con claridad hasta 3 objetivos por año de modo tal que éstos te inspiren cada día a generar planes de acción y actividades enfocados en el logro de los resultados que desees alcanzar, tanto en tu vida profesional como personal.