Los Dueños de la Pelota, programa deportivo en radio está de Aniversario.
Hoy luce la camiseta con el número 7 en la espalda, y lo mejor de todo, periodísticamente, en lo más alto de la tabla. Y es Alberto Funes, su director, el autor intelectual de éste equipo de punta y pala, que convive entre el ser y el debe ser. Desde su nacimiento intentando ser otro, un equipo hiperofensivo, proponiendo el debate al que muchos no quieren ingresar, que llega por todos lados, que elabora, interpreta y remata. Los Dueños de la Pelota, muchas veces vertiginoso, otras paciente, manteniendo el orden defensivo a la hora de decir la verdad, se plantó audazmente desde los nombres: José Luis Arraya, no para de correr, Álvaro Andrés Funes, imprevisible hasta para sus propios compañeros, siempre importante, Juan Carlos Tiñini, firmeza en la cobertura, Marcelo Reynaga, haciendo la pausa cuando el partido lo pide, Silvia Ticona y Lenny Poma, excursiones ofensivas por los costados, Esteban Martin Funes corrigiendo algunos cortocircuitos que no faltan en el partido.
Ellos están aquí, no por el mero hecho de conseguir ese trio de unidades matemáticas, y lo sabe todo el plantel. Y desde el comienzo, hace siete años, lo demostró.
Los Dueños de la Pelota fue parte de Radio Compañera 106.3 F.M. durante todo éste tiempo. Acaba un ciclo en una estación radial de mucho prestigio, que de haberse mantenido el formato de seguro no se optaba por cambiar de cancha. Y entonces como no tuvieron espacio entre los centrales, empezaron a moverse afuera del área, con el reloj y la calculadora en mano, la ilusión está intacta. Fue así que encontramos muchas puertas abiertas , que desde hoy nos deja el camino expedito para jugar a ras del piso para ir a conquistar el mundo con mística, garra y temperamento, sabiendo que habrá que emplear el talento para meterse entre varias piernas rivales y sacar el derechazo cruzado al estilo de ese periodismo interpretativo que llevan adelante con seriedad, transparencia e imparcialidad y como siempre Jugando en Equipo. Hoy por hoy hay algo que es seguro: festejar, se festejó como nunca.
